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En Auge

#Loveditorial: SET ME FREE

Por: Cinthia R.

 

Dirección y producción : Luis Ángel Murillo Fotografía: Oweer Espinal Asistente de fotografia: Daniela Colman Modelos: Dariela Álvarez y Katherine Lanza Make up: Ibin Espinal Lugar: Antiguas instalaciones de Cinematograficas, Tegucigalpa Con el apoyo de: Francis Levi

 

Un, dos, tres, un, dos, tres… el sonido de los pasos sobre la cerámica al son del vals que sonaba dentro de nuestras cabezas.


Con una mano sostenía su cintura con fuerza y con la otra mano me aferraba a nuestro amor amarrado con cinta mantequilla, rogándole quedarse conmigo por un minuto más, sin saber que lo único que necesitaba era aprender a ser yo misma, sin ella a mi lado.



 


La primera lágrima cae al suelo sucio y frío. Silencio, su respiración se ha apagado, y la dulce y serena penumbra se dispersa. Ahora estoy sola, de nuevo, en un apartamento vacío y lleno al mismo tiempo. Vacío por la falta de perdón y lleno de recuerdos inservibles que sólo embargan mi mente.

¿Cuándo fue la última vez que me permití amarla en público, en disfrutar de su risa sincera y contagiosa? Me la guardaba. La ocultaba, la ocultaba sabiendo que su presencia encantadora podía llegar a ser la cura de cualquier mal en este mundo, la ocultaba porque había sido la cura del mal de mi mundo. Ella se había convertido en el combustible que me impulsaba a seguir adelante durante el día y lo único que anhelaba encontrarme al caer la noche.



 

 

La conocí durante uno de mis episodios de histeria, donde la locura quería perderme en un sueño profundo y eterno. Mi corazón roto alrededor nuestro, lo tomó entre sus manos y cosió sus partes. Lo llenó de aire y con un pequeño hilo lo unió a mi mano. Tan cerca para sentirlo y tan lejos para no herirlo.

​​

Un, dos, tres. Un, dos, tres… había llegado el momento. Era ella, otra vez. Con sus gafas oscuras y su suéter aterciopelado, ella tan imponente y fascinante. Era todo lo que alguna vez había deseado ser, lo que había deseado que otros vieran en mí. Y ahí estaba, sentada a mi lado Una burla y una promesa. Junto a mí el perpetuo recuerdo de lo que puedo llegar a ser y la promesa constante de un acto de fe.


 

Sal, me decía. Sal y sé libre. Hazme libre. Amate de una vez por todas, ama lo que eres y prepara el camino que yo cruzaré a tu lado.

Yo intento contenerlo, saborear la realidad y asentarla dentro de mí, quiero aprender a ser ella sin tener que ocultarme en el desolado apartamento dentro de mi cabeza, lo intento y me esfuerzo. Pero es inevitable, la primera lágrima cae al suelo y yo cierro los ojos, porque no quiero verla desaparecer.


 


 

La amaba, como la amaba. Ahora me amo, como me amo. A veces la sigo viendo, siempre a mi lado, sosteniendo nuestro amor en sus manos. Con su mirada fría y calculadora, me incita a pasar menos tiempo ahí dentro, donde el polvo y los escombros no me dejan crecer. A veces sigo escuchando su risa y me sorprende darme cuenta de que soy yo. Que siempre fui yo.


 


 

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